Ya tenemos a Cristo clavado en su cruz en el suelo y elevado hasta la vertical por cuerdas, en la Hermandad de la Exaltación que pone sus pasos en la calle el Jueves Santo. Pertenece a la parroquia de Santa Catalina, actualmente en obras de restauración y durante unos años procesiona desde la iglesia de Los Terceros. En el paso, además de dos romanos a caballo (por lo que se le conoce por la cofradía de los caballos) aparecen por primera vez los dos ladrones que fueron ajusticiados con Cristo: Dimas y Gestas. La autoría de la talla de Jesús corresponde al taller de Pedro Roldán, los ladrones a su hija Luisa, y el resto de la composición a varios autores. Una vez clavado en la Cruz, Sevilla contempla con emoción y devoción las esbeltas siluetas de Cristo con sus brazos extendidos, pronunciando sus palabras (siete frases, autor Felipe Martínez) que se rememoran en la Parroquia de San Vicente, de la que ya hemos escrito antes. Cristo tiene sed en el barrio de Nervión, paso de Miércoles Santo de la Parroquia de la Concepción, cuya talla es de Luis Alvarez Duarte. Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Todavía tiene vida Jesús para perdonar a un ladrón arrepentido: San Dimas. La hermandad de la Conversión del Buen Ladrón sale el Viernes Santo de la Capilla de Montserrat, plaza de San Pablo, una imagen de Juan de Mesa. Este enorme paso lleva tres crucificados: Cristo y los dos ladrones.
Jesús a punto de morir por las ca1lles de Sevilla, mira al Cielo y encomienda su espíritu al Padre, Hermandad de Santa Cruz, paso neogótico con imagen de Pedro Roldán que procesiona el Martes Santo. Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: "Elí, Elí, lemá sabactani", que en arameo significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", según los evangelios de Mateo y Marcos. Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio según San Juan se menciona también a la Madre de Jesús y al "discípulo a quien amaba" (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre)
El costado de Jesús es abierto por el romano a caballo, de la cofradía de la Lanzada, que procesiona el Miércoles Santo de la Parroquia de San Martín. Cristo de Antonio de Illanes. Lanza que también se clava en el barrio del Cerro del Águila, Martes Santo, Cristo del Desamparo y Abandono de la Parroquia de Los Dolores, tallado por Francisco de Ocampo y un conjunto de Juan M. Miñarro. En el primer paso del Cerro, Cristo muerto en la Cruz, frente a Él, el Centurión, en presencia de un sayón y dos soldados romanos, dice tras verle expirar "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (Mc. 39)"
De la espalda del Teatro de la Maestranza (Capilla de Dos de Mayo) sale la Cofradía llamada de las Aguas: El primer «paso» representa la muerte de Cristo en el Monte Calvario. Al pie del Santo Madero, la Imagen de Nuestra Madre y Señora del Mayor Dolor, obra de José Romero Murillo del año 1944, María Magdalena, de Luis Alvarez Duarte (1 998), y un Ángel tallado por Juan Abascal Fuentes, en el año 1962, que arrodillado simboliza recoger en un cáliz, la Sangre y el "Agua" que mana del costado de Cristo. San Juan Evangelista, es obra de Luis Alvarez Duarte, del año 1973. Hay otra hermandad con tres crucificados y con salida el Viernes Santo desde la capilla de la Carretería: Cristo de la Salud: El misterio representa las Tres Necesidades –escaleras, sábanas y sepulcro- En él aparecen: Cristo crucificado y muerto, la Virgen de la Luz, San Juan, las Tres Marías, los Santos Varones así como las imágenes del Buen Ladrón y el Mal Ladrón. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el Rey de los Judíos", que a menudo en pinturas se abrevia INRI ("Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum", literalmente "Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos")
La imagen de Jesús en la cruz procesiona entre el fervor de una expiración reciente. Cristo con sus ojos ya en blanco en Triana de nuevo, Iglesia del Patrocinio: Cristo de la Expiración, llamado “El Cachorro”, del Viernes Santo, cuyo autor es Francisco Antonio Ruiz Gijón (1682) Expiración que se retuerce en el Madero por el Museo de Bellas Artes: Cristo de la Expiración, de Marcos Cabrera, que procesiona el Lunes Santo. Cristo al que piden salud por San Bernardo, el barrio torero, de Andrés Cansino con salida el Miércoles Santo. Cristo de los Javieres, desfilando con seriedad el Martes Santo, desde la calle Feria, Parroquia de Omnium Sanctorum: Cristo de las Almas, de las almas sevillanas que le acompañan bajo el antifaz de la penitencia. Un Cristo de José Pirés Azcárraga. Cristo viejo, antiguo, de la Parroquia de San Pedro para su salida el Miércoles Santo: Cristo de Burgos, de Juan Bautista Vázquez, el Viejo. Y aún más antiguo, de autoría desconocida, gótico desde la Capilla del Dulce Nombre: Cristo de la Vera Cruz. Cristo exangüe o de la Sangre que procesiona en la Hermandad de San Benito el Martes Santo, obra de Francisco Buiza. Y sigue en su Cruz salvadora de la Hermandad de Los Negritos, el Cristo de la Fundación, de Andrés Ocampo, que se puede ver por las calles en la tarde del Jueves Santo desde la Capilla de Los Ángeles. Cristo con su pecho rígido de muerte, que sale el Miércoles Santo desde el Convento franciscano de San Antonio de Padua, una imagen de Sebastián Jiménez que lleva por título Cristo del Buen Fin. Cristo muerto en su Cruz en la Madrugada sobre paso de caoba y hachones de color tiniebla, dibujando su figura serena ante el dintel de la iglesia de la Magdalena: Cristo del Calvario de Francisco de Ocampo, y Cristo muerto por Amor, en la Colegiata del Salvador, sobre un pelicano en su trasera, obra espléndida de Juan de Mesa para la noche del Domingo de Ramos. Y Cristo de la Buena Muerte en la Parroquia de San Julián, llorado por la Magdalena de rodillas a sus pies también en Domingo de Ramos. Y Buena Muerte pregonan las aulas de la Universidad, figura serenísima y perfecta de Juan de Mesa, que procesiona el Martes Santo de la Capilla muy próxima al Rectorado de Sevilla.
Ha muerto ya en su Cruz y hay que bajarle del mástil del Calvario sevillano. Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea solicitó a Pilatos el cuerpo de Jesús la misma tarde del viernes en que había muerto. Lo desclavan y con unas sábanas descienden su cuerpo inerte en la Parroquia de la Magdalena. Es Jueves Santo cuando en silencio avanza por San Pablo el paso de la Quinta Angustia de Pedro Roldán e igualmente pende de la Cruz el Cristo de las Cinco Llagas de la iglesia del Colegio salesiano de la Trinidad, obra de Luis Alvarez Duarte para la tarde del Sábado Santo.
Ya tiene María a su Hijo en su regazo. Figura de la Pietá que se contempla en la Hermandad del Baratillo, en las cercanías de la plaza taurina de la Maestranza. Figura de una Madre joven que esculpiera, para la Capilla de la Piedad, Luis Ortega Bru (talla de Cristo) y José Fernández Andes (talla de la Virgen) Cristo es trasladado, envuelto en una sábana, a un sepulcro excavado en la roca. La Hermandad de Santa Marta, Parroquia de San Andrés tiene un maravilloso conjunto para evocar este traslado, con un Cristo de Ortega Bru e imágenes de éste artista y de Sebastián Santos Rojas, que procesiona el Lunes Santo. Antes de ser enterrado, se procede a su mortaja. Así Sevilla compone su cuadro de figuras en el Convento de la Paz para el Viernes Santo. “Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz en el Misterio de su Sagrada Mortaja” de Cristóbal Pérez (1667) e imágenes del círculo de Roldán.
El Sábado Santo todo se hace solemne ante el Santo Entierro de Cristo, desde la Iglesia de San Gregorio. Una talla encerrada en urna neogótica, atribuida a Juan de Mesa. Cubrió el sepulcro con una gran piedra. Según el Evangelio según San Mateo (no se menciona en los otros evangelios), al día siguiente, los "príncipes de los sacerdotes y los fariseos" pidieron a Pilatos que colocase frente al sepulcro una guardia armada, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado. Pilatos accedió. Los evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día después de su muerte y se apareció, según Sevilla, en la Iglesia de Santa Marina, con una talla de Francisco Buiza que marca un amanecer de esperanza para esta celebración de la Pascua que pone su punto final.
MANOLO RODRÍGUEZ BUENO
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