“Y llegó el día primero de los Ázimos, en que debía sacrificarse la Pascua; y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id a prepararnos la Pascua, para que la comamos” (Lucas, 22, 7-13)
Así, para celebrar la Pascua judía, entra Jesús en Sevilla, por la Plaza del Salvador, bajando la rampa de la Colegiata. Va Jesús sobre un asno para que se cumplan las palabras de Zacarías: “He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino de bestia de carga” Sevilla entera le aclama, los niños visten sus túnicas blancas y otros suben a los brazos de sus padres, como Zaqueo a lo alto de su palmera. Avanza, Cristo vivo, por calle Cuna mientras suena, desde el barrio del Porvenir, que se aproxima la Virgen blanca de la Paz, entre la arboleda del Parque de María Luisa. Sevilla entera tiembla ya con el nerviosismo propio de un día de palmas y estrenos. El barrio de Triana, el de San Julián, el de la Feria, collación de San Juan de la Palma, el Porvenir; la céntrica Plaza del Molviedro, los alrededores de la Puerta de Carmona, parroquia de San Roque, o la plaza de Los Terceros, las bandas de músicas están uniformadas y los penitentes visten sus túnicas y capirotes. ¡Adelante, Cristo aclamado como Salvador, delante de la escultura, en dicha plaza, de Martínez Montañés! ¡Adelante Semana Santa en Sevilla!
Está puesta la mesa en Los Terceros, iglesia llamada así porque perteneció a los Padres Terceros de la Orden Franciscana, siendo más tarde el Colegio de los Padres Escolapios, y hoy cedida por Decreto del Cardenal Bueno Monreal desde 1973 a la Hermandad de la Sagrada Cena. En el transcurso de esta Cena Pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles. Tomó pan en las manos, diciendo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: Bebed de él todos, porque ésta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados.
Cantaba “El Perejil” (+) con voz potente su saeta, dueño de un bar frente a Escuelas Pías. Los apóstoles sentados a ambos lados de la mesa, y Jesús de pié habla al pueblo a través de sus comensales. Una imagen de Sebastián Santos, artista contemporáneo que tiene numerosas obras en estos desfiles cofradieros, siendo el grupo de Apóstoles de Ortega Bru. Delante de la Cena, Jesús anticipa su Pasión, solo y hundido, sentado sobre una piedra, medita su dolor frente a los naranjos de Doña María Coronel: Cristo de la Humildad y Paciencia y el palio, al final, de la Virgen del Subterráneo, talla atribuida a las cándidas manos de Astorga.
La ciudad acelera su paso para ir al encuentro, perdidos en la revuelta de calles, que cuenta hasta siete las esbeltas espadañas de otra noche lenta de cristales, que mece el echarpe estrellado entre varales. Han terminado la cena y ora el Redentor por la Plaza de los Carros, pidiendo que le quiten la angustia de una noche de cálices de sangre en el huerto de olivos jornaleros, saldada la cuenta traicionera con la bolsa oscura del pecado, porque ya se ve a Cristo rodeado de sayones y romanos, cuando buscamos, en la esquina, los luceros por San Andrés.
Todo acontece in ictu oculi pasando del Domingo al Miércoles y al Jueves Santo. La Hermandad de Montesión con María Santísima del Rosario, sale por la calle Feria desde una pequeña capilla mientras duermen los apóstoles y Jesús sufre, en Getsemaní, la angustiosa espera, aún decidido a acatar la voluntad del Padre. Jesús de rodilla orando ante un ángel que porta un cáliz en su mano. El Cristo es del taller de Pedro Roldán, aunque otras fuentes lo atribuyen a Jerónimo Hernández, y los Apóstoles de Castillo Lastrucci.
El Miércoles Santo ya Judas ha entregado a su Maestro a los sacerdotes y le ha besado en la mejilla para que fuese arrestado en la cofradía del antiguo gremio de panaderos, que reza aquí, en otra también diminuta capilla, a la Virgen de Regla. Aquí tiene su sede la Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento. Beso traicionero que Cristo recibe en la calle Santiago el Lunes Santo, en la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Redención, y un palio de María Santísima del Rocío. Todas las tallas que desfilan en los dos pasos de esta hermandad pertenecen a Castillo Lastrucci.
Sevilla mil veces, cada año, pregonada, pues no solo la canta la palabra sino el azahar, el incienso, la sensualidad de una noche de cirios y pétalos de oro, la marcha mecedora y la saeta que desgarra la estrechez de un pasaje angosto, de ese arco de aceites abarrotado para untar los pies de Cristo dolorido.
En el proceso de Jesús tras su detención, es llevado ante Anás, sacerdote del Sanedrín, que había sido Sumo Sacerdote y destituido por el Procurador Valerio Gratus, pero que seguía manteniendo su poder como un Sumo Sacerdote más. Cristo es interrogado y abofeteado en la plaza de San Lorenzo, de donde procesiona esta composición de Castillo Lastrucci, de la Cofradía del Dulce Nombre (vulgo de “la bofetá”) con un palio bajo el cual aparece una bellísima imagen de la Virgen del Dulce Nombre con San Juan Evangelista. En el paso de misterio, Cristo avanza de espalda delante de Anás que sentado lo juzga, mientras Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por una mujer, le negó tres veces (dos según el Evangelio según San Juan), como Jesús le había profetizado. Esto ocurre en la calle Feria, Cofradía del Carmen Doloroso, hermandad incorporada a los desfiles oficiales del Miércoles Santo muy recientemente. El templo se denomina Omnium Sanctorum, una bella representación de las iglesias gótico-mudejar sevillanas. Su fachada dispone de portada de piedra y arcos apuntados con ventana mudéjar, rosetón gótico y torre cuadrada con paños similares a la Giralda (sebbka) El misterio se compone de Jesús maniatado y preso, San Pedro, un centurión romano y la mujer acusadora, José de Arimatea y un sayón, otro criado, un soldado romano y San Juan Evangelista.
De ahí, Cristo es llevado al palacio del Sumo Sacerdote, Caifás, para ser juzgado ante el Sanedrín. Sevilla renueva este pasaje en el barrio León, parroquia de San Gonzalo, dentro de la popular Triana. El paso de grandes dimensiones porta tallas de Ortega Bru (imágenes de Cristo y de Caifás) y un conjunto de Castillo Lastrucci. Representa el misterio el momento cumbre de la vida pública de Jesucristo, de donde arranca toda su Pasión y Muerte, al declarar ante el Pontífice Caifás su condición divina de Hijo de Dios; es decir, la Encarnación del Mesías cuya venida estaba prometida al pueblo de Israel. Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: "Tú lo has dicho". El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. Este paso de Cristo es aclamado en su desfile procesional del Lunes Santo por su forma de moverse al compás de una banda de tambores, trompetas y cornetas.
La Semana Santa sigue su caminar diario por las calles y plazas de Sevilla, pero debemos ser breves y continuar en otro capítulo, si Dios quiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario