viernes, 9 de diciembre de 2011

El día de la Inmaculada

La luna redonda y blanca era un foco más para alumbrar a la Virgen que volvía de su recorrido por la calles Cabo, Tagarete, San Cristóbal, barrida Summers, Sevilla…  Antes de doblar la esquina de Carlos M. Morales, después de visitar la residencia de las HH. De la Cruz,  la Virgen se volvió para mirar, una vez más, el sitio donde los palmerinos la coronaron, el lugar donde estuvo un año entero recibiendo las alegrías y consolando las pérdidas de los seres queridos. La Virgen sentía añoranza de todas esas emociones compartidas, pero también deseaba volver a su casa, a la tranquila paz de su altar, en la recoleta iglesia del Valle. Y la torre también agradeció el hecho de haberla tenido tantos días tan cerca y estalló en el gozo de la noche y La Palma entera dijo: “Hasta mañana, María”. “Hasta mañana Madre del Valle. Hasta siempre!"

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