La naturaleza no
puede cambiar y una semilla amarga no puede dar más que frutos amargos (Anónimo)
Metidos en esta crisis financiera, donde crujen
empresas y el déficit fruto de los desmadres de años de las Administraciones
Públicas, nos olvidamos de problemas como el Estado de las Autonomías, el
cambio climático, la ecología, la educación...
El modelo de desarrollo
socioeconómico - nos recuerdan a cada instante - no es el adecuado para la
necesaria preservación del medio ambiente, o medio natural. El calentamiento
global del planeta se comprueba que es un problema de gran dimensión que cuesta
bastante solucionar, a tenor de las actuaciones políticas, palpables en nuestro
entorno más próximo, y a juzgar, asimismo, por los fracasos de las cumbres de
países ricos y emergentes. El crecimiento de las ciudades ha destruido recursos
naturales, y el desbordante urbanismo salvaje ha ocasionado problemas
irreversibles, guiado por el afán especulativo y fruto de una “burbuja” que ya
explosionó, dejándonos terrenos baldíos, proyectos inacabados, viviendas sin
terminar y casas vacías. Toca ahora llamar a la conciencia de los gobernantes
sobre la necesidad de preservar el medio ambiente, en los proyectos públicos de
una gestión urbana más sostenible. El problema del respeto al medio natural
donde todos vivimos choca con un handicap o monstruo habitable entre nosotros:
la codicia, el afán de dinero.... Por ello se construye sin parar y se destroza
la naturaleza de un modo exacerbado, necesitando de un desarrollo (que es
preciso) pero sostenible, o sea, manteniendo en lo posible los elementos
naturales.
Hay que construir viviendas y arreglar las más
antiguas, pero hay que limitar el crecimiento urbano a lo estrictamente
necesario y no al dictado de la especulación y adquisición de activos (invertir
en ladrillos) En nuestro pueblo se ha declarado urbanizable un terreno rústico,
cercano a la autovía Sevilla-Huelva, donde se planea, o planeaba, nada menos
que 3.000 innecesarias viviendas. Plan que la Junta de Andalucía abortó pero
que el Ayuntamiento ha recurrido, con un gran coste de bufetes, y ha
prevalecido la calificación de urbanizable de estos terrenos. La explosión de
la burbuja inmobiliaria, como decíamos anteriormente, nos viene diariamente a
la actualidad de los medios, ocasionando parones en los proyectos de la
construcción y caída de los precios de las viviendas. Al final tendremos
terrenos que ya han costado un buen dinero, más los del recurso judicial, para
seguir, al menos de momento, siendo en la práctica “trozos de campo”.
Hay –nos dice Emilio
Carrillo- que gestionar y gobernar: Gestión municipal y gobierno local
(Perspectiva Doble G) “Un enfoque global e integral que aborda la gestión del
ayuntamiento y el gobierno de la ciudad como dos caras de la misma moneda,
persiguiendo tanto la eficacia, eficiencia y calidad en la gestión de los
asuntos cotidianos y en la prestación de los servicios municipales básicos,
como la capacidad de impulso y liderazgo
de la ciudad, de su territorio y de sus ciudadanos, mediante procesos de
alianza y concertación con diferentes sectores de la sociedad civil, para dar
una respuesta eficaz a las necesidades locales de manera participativa y
transparente” (E. Carrillo y J.C. Cuerda)
Nos interesa la información de los proyectos,
que hoy se elaboran para ese futuro palmerino. Interés por la planificación
estratégica (espero que nos faciliten alguna vez el Plan Estratégico de la
ciudad) Planificación estratégica que vemos como una doble vertiente, pero muy
relacionadas ambas: la planificación estratégica socioeconómica y la
planificación físico-territorial. La primera tiene un carácter productivo,
tecnológico, empresarial... y debe establecer prioridades, esfuerzos,
objetivos, generación de renta y empleo hacia un programa de acciones
concretos. No me explico como estos
aspectos interesan a tan poca gente, aunque sé que el desinterés ciudadano es
algo que se pretende desde las instancias políticas, salvo en periodos de
elecciones, en que todos salen de sus madrigueras con piel de cordero.
La planificación física y
territorial debe dar respuesta al modelo de ciudad que queremos en el
territorio que tenemos y responder cuales son nuestras necesidades de
edificación y que demanda nuestro vecindario. Podríamos abrir la puerta con una
oferta exhorbitada de viviendas sin que los ciudadanos se planteen “cuantos queremos ser”. Las ciudades
dormitorios se han desbordado acogiendo a extraños que no se vinculan con la
ciudad, ni con su cultura. Se ha visto el gran negocio del ladrillo hasta que
ha estallado la “burbuja” de la codicia. Ciudades llenas de adosados desde
donde llegar al trabajo significa un mal rato diario y los fines de semana una
soledad que solo se reconforta por aquello del descanso de la gran metrópolis.
Grandes urbanizaciones implican grandes y adecuados medios de transportes,
buenas y abundantes carreteras, y eso es ir en contra con la tendencia actual
de reducir la producción de CO2. (No
olvidemos el calentamiento de la tierra, y el encarecimiento de la energía)
¿A quién, o quienes
interesan grandes núcleos poblacionales?
Cuando
modelo-país y entorno divergen, o cuando no se polarizan adecuadamente los
vectores de crecimiento sostenible, los países se estancan o pierden valor.
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